Aprendí desde niño viendo pintar a mi madre, aprendí a mezclar los colores de manera empírica, con el tiempo fui apreciando el placer de pintar y comprobar la calidad de los materiales. Poco a poco me fui interesando en su preparación, desde la base... preparar yo mismo mis bastidores y controlar la calidad. Me apasionó preparar los colores desde el pigmento, saber la diferencia entre los pinceles, descubrir que se ahorra mucho dinero elaborando las cosas uno mismo una vez que conoces los diluyente y los aceites, los barnices, barnicetas, etc. Esto es volver un poco a las raíces, recuperar el conocimiento del pasado, valorar conociendo.

Tal vez porque me gusta la cocina, me intereso por la calidad de los ingredientes y su procedencia, de la misma forma me interesa hacerlo con lo que pinto, considero importante transmitirlo a manera de revaloración también por el oficio.

A todo lo anterior también se le conoce como ¨la cocina del arte¨.

Bon apetit!